miércoles, 4 de enero de 2012

Antología de textos del siglo XV y XVII


Texto 3.3.

(Sempronio marcha a buscar a Celestina. El joven criado Pármeno, cuando los ve llamar a la puerta, quiere advertir a Calisto y le explica la maldad de Celestina.)


CALISTO.- ¿No oyes, maldito sordo?
PÁRMENO.- ¿Qué es, señor?
CALISTO.- A la puerta llaman. ¡Corre!
PÁRMENO.- ¿Quién es?
SEMPRONIO.- Abre a mí y a esta dueña.
PÁRMENO.- Señor, Sempronio y una puta vieja alcoholada daban aquellas porradas.
CALISTO.- ¡Calla, calla, malvado, que es mi tía! ¡Corre, corre, abre! Siempre lo vi, que por huir hombre de un peligro, cae en otro mayor. Por encubrir yo este hecho de Pármeno, a quien amor o fidelidad o temor pusieran freno, caí en indignación de ésta, que no tiene menor poderío en mi vida que Dios.
PÁRMENO.- ¿Por qué, señor, te matas? ¿Por qué, señor, te congojas? ¿Y tú piensas que es vituperio en las orejas de ésta el nombre que la llamé? No lo creas, que así se glorifica en le oír, como tú cuando dicen «diestro caballero es Calisto». Y demás de esto es nombrada y por tal título conocida. Si entre cien mujeres va y alguno dice «¡puta vieja!», sin ningún empacho luego vuelve la cabeza y responde con alegre cara. En los convites, en las fiestas, en las bodas, en las cofradías, en los mortuorios, en todos los ayuntamientos de gentes, con ella pasan tiempo. Si pasa por los perros, aquello suena su ladrido; si está cerca las aves, otra cosa no cantan; si cerca los ganados, balando lo pregonan; si cerca las bestias, rebuznando dicen «¡puta vieja!». Las ranas de los charcos otra cosa no suelen mentar. Si va entre los herreros, aquello dicen sus martillos. Carpinteros y armeros, herradores, caldereros, arcadores, todo oficio de instrumento forma en el aire su nombre. Cantan los carpinteros, péinanla los peinadores, tejedores, labradores en las huertas, en las aradas, en las viñas, en las segadas con ella pasan el afán cotidiano. Al perder en los tableros, luego suenan sus loores. Todas cosas que son hacen, a doquiera que ella está, el tal nombre representan. ¡Oh qué comedor de huevos asados era su marido! ¡Qué quieres más, sino que si una piedra topa con otra luego suena «¡puta vieja!»!
CALISTO.- Y tú, ¿cómo lo sabes y la conoces?
PÁRMENO.- Saberlo has. Días grandes son pasados que mi madre, mujer pobre, moraba en su vecindad, la cual, rogada por esta Celestina, me dio a ella por sirviente; aunque ella no me conoce por lo poco que la serví y por la mudanza que la edad ha hecho.
CALISTO.- ¿De qué la servías?


ACTIVIDAD
  1. ¿Cómo le describe Pármeno la Celestina a su amo Calisto?
  2. Ya que conoces a los criados y al amo, explica brevemente cómo son.
  3. Continúa tú la lectura. Pármeno nos cuenta sus relaciones con Celestina. Haz un breve resumen de lo que le cuenta a su amo
 
Texto V. Fragmento del Acto III

Sempronio dialoga con Celestina y le pregunta cómo conseguirá convencer a Melibea. Celestina se valdrá del dinero, de la lujuria de las mujeres y de su propia habilidad.


 SEMPRONIO.- Pues, ¿crees que podrás alcanzar algo de Melibea? ¿Hay algún buen ramo?
CELESTINA.- No hay cirujano que a la primera cura juzgue la herida. Lo que yo al presente veo te diré. Melibea es hermosa, Calisto loco y franco. Ni a él penará gastar ni a mí andar. ¡Bulla moneda y dure el pleito lo que durare! Todo lo puede el dinero: las peñas quebranta, los ríos pasa en seco. No hay lugar tan alto que un asno cargado de oro no lo suba. Su desatino y ardor basta para perder a sí y ganar a nosotros. Esto he sentido, esto he calado, esto sé de él y de ella, esto es lo que nos ha de aprovechar. A casa voy de Pleberio. Quédate. Adiós. Que, aunque esté brava Melibea, no es ésta, si a Dios ha placido, la primera a quien yo he hecho perder el cacarear. Quisquillosicas son todas; mas, después que una vez consienten la silla en el envés del lomo, nunca querrían holgar. Por ellas queda el campo. Muertas, sí; cansadas, no. Si de noche caminan, nunca querrían que amaneciese. Maldicen los gallos porque anuncian el día y el reloj porque da tan aprisa. Requieren las Cabrillas y el Norte, haciéndose estrelleras. Ya, cuando ven salir el lucero del alba, quiéreseles salir el alma: su claridad les oscurece el corazón. Camino es, hijo, que nunca me harté de andar. Nunca me vi cansada. Y aun así, vieja como soy, sabe Dios mi buen deseo; cuánto más éstas que hierven sin fuego. Cautívanse del primer abrazo, ruegan a quien rogó, penan por el penado, hácense siervas de quien eran señoras, dejan el mando y son mandadas, rompen paredes, abren ventanas, fingen enfermedades, a los chirriadores quicios de las puertas hacen con aceites usar su oficio sin ruido. No te sabré decir lo mucho que obra en ellas aquel dulzor que les queda de los primeros besos de quien aman. Son enemigas del medio; continuo están posadas en los extremos.
SEMPRONIO.- No te entiendo esos términos, madre.
CELESTINA.- Digo que la mujer o ama mucho a aquel de quien es requerida o le tiene grande odio. Así que, si al querer, despiden, no pueden tener las riendas al desamor. Y con esto, que sé cierto, voy más consolada a casa de Melibea que si en la mano la tuviese. Porque sé que, aunque al presente la ruegue, al fin me ha de rogar. Aunque al principio me amenace, al cabo me ha de halagar. Aquí llevo un poco de hilado en esta mi faltriquera, con otros aparejos que conmigo siempre traigo, para tener causa de entrar, donde mucho no soy conocida, la primera vez; así como gorgueras, garvines, franjas, rodeos, tenazuelas, alcohol, albayalde y solimán, agujas y alfileres; que tal hay, que tal quiere, porque donde me tomare la voz, me halle apercibida para les echar cebo o requerir de la primera vista.

(Justo antes de partir, Celestina celebra un ritual demoníaco para que Melibea caiga enamorada de Calisto)

CELESTINA.- Conjúrote, triste Plutón, señor de la profundidad infernal, emperador de la Corte dañada, capitán soberbio de los condenados ángeles, señor de los sulfúreos fuegos, que los hirvientes étnicos montes manan, gobernador y veedor de los tormentos y atormentadores de las pecadoras ánimas, regidor de las tres Furias, Tesífone, Megera y Aleto, administrador de todas las cosas negras del reino de Estigia y Dite, con todas sus lagunas y sombras infernales, y litigioso Caos, mantenedor de las volantes harpías, con toda la otra compañía de espantables yutón, señor de la profundidad infernal, emperador de la Corte dañada, capitán soberbio de los condenados ángeles, señor de los sulfúreos fuegos, que los hirvientes étnicos montes manan, gobernador y veedor de los tormentos y atormentadores de las pecadoras ánimas, regidor de las tres Furias, Tesífone, Megera y Aleto, administrador de todas las cosas negras del reino de Estigia y Dite, con todas sus lagunas y sombras infernales, y litigioso Caos, mantenedor de las volantes harpías, con toda la otra compañía de espantables y pavorosas hidras. Yo, Celestina, tu más conocida cliéntula, te conjuro por la virtud y fuerza de estas bermejas letras; por la sangre de aquella nocturna ave con que están escritas; por la gravedad de aquestos nombres y signos que en este papel se contienen; por la áspera ponzoña de las víboras de que este aceite fue hecho, con el cual unto este hilado. Vengas sin tardanza a obedecer mi voluntad y en ello te envuelvas y con ello estés sin un momento te partir, hasta que Melibea, con aparejada oportunidad que haya, lo compre, y con ello de tal manera quede enredada que, cuanto más lo mirare, tanto más su corazón se ablande a conceder mi petición. Y se le abras, y lastimes del crudo y fuerte amor de Calisto, tanto que, despedida toda honestidad, se descubra a mí y me galardone mis pasos y mensaje. Y esto hecho, pide y demanda de mí a tu voluntad. Si no lo haces con presto movimiento, tendrasme por capital enemiga; heriré con luz tus cárceles tristes y oscuras; acusaré cruelmente tus continuas mentiras; apremiaré con mis ásperas palabras tu horrible nombre. Y otra y otra vez te conjuro. Así confiando en mi mucho poder, me parto para allá con mi hilado, donde creo te llevo ya envuelto.

ACTIVIDADES CEL-5
  1. En la primera intervención de la Celestina utiliza un lenguaje popular, empleando sentencias y refranes. Copia estas expresiones, y trata de explicar lo que nos quiere decir mediante ellas
  2. ¿Cuál es la conclusión de la Celestina en cuanto a las mujeres enamoradas?
  3. En el ritual demoníaco conjura a muchos personajes de la mitología griega. Haz un inventario de los mismos y busca sus atributos en el diccionario
Texto 3.4.. Fragmento del Acto IV, escena V

Parlamento de Celestina, que recoge de Petrarca el tema de los males de la vejez, la vejez como enfermedad. De esta manera va allanado el camino y llevándose a su terreno a Melibea con su palabrería . Poco a poco va ganándose la confianza y la voluntad de Melibea.


MELIBEA.- ¿Por qué dices, madre, tanto mal de lo que todo el mundo, con tanta eficacia, gozar o ver desea?
CELESTINA.- Desean harto mal para sí, desean harto trabajo. Desean llegar allá porque llegando viven, y el vivir es dulce, y viviendo envejecen. Así, que el niño desea ser mozo, y el mozo viejo, y el viejo más, aunque con dolor. Todo por vivir, porque, como dicen, "viva la gallina con su pepita". Pero ¿quién te podría contar, señora, sus daños, sus inconvenientes, sus fatigas, sus cuidados, sus enfermedades, su frío, su calor, su descontentamiento, su rencilla, su pesadumbre; aquel arrugar de cara, aquel mudar de cabellos su primera y fresca color, aquel poco oír, aquel debilitado ver, puestos los ojos a la sombra, aquel hundimiento de boca, aquel caer de dientes, aquel carecer de fuerza, aquel flaco andar, aquel espacioso comer? Pues ¡ay, señora!, si lo dicho viene acompañado de pobreza, allí verás callar todos los otros trabajos cuando sobra la gana y falta la provisión, que jamás sentí peor ahíto que de hambre. [6]
[…]
En Dios y en mi alma [Calisto] no tiene hiel; gracias dos mil; en franqueza, Alexandre; en esfuerzo, Héctor; gesto de un rey, gracioso, alegre, jamás reina en él tristeza. De noble sangre, como sabes. Gran justador; pues verlo armado: un San Jorge. Fuerza y esfuerzo, no tuvo Hércules tanta. La presencia y facciones, disposición, desenvoltura, otra lengua había menester para las contar. Todo junto semeja ángel del cielo. Por fe tengo que no era tan hermoso aquel gentil Narciso que se enamoró de su propia figura, cuando se vio en las aguas de la fuente. [7]
MEL.- ¿Y qué tiempo ha?
CEL.- Podrá ser, señora, de veintitrés años; que aquí está Celestina que lo vio nacer.
MEL.- Ni te pregunto eso, ni tengo necesidad de saber su edad; sino qué tanto ha que tiene el mal.
CEL.- Señora, ocho días. Que parece que ha un año en su flaqueza. Y el mayor remedio que tiene es tomar una vihuela, y tañe tantas canciones y tan lastimeras que no creo que fueron otras las que compuso aquel Emperador y gran músico Adriano de la partida del ánima, por sufrir sin desmayo la ya vecina muerte. Que, aunque yo sé poco de música, parece que hace aquella vihuela hablar. Pues, si acaso canta, de mejor gana se paran las aves a le oír que no a aquel Anfión, de quien se dice que movía los árboles y piedras con su canto. Siendo éste nacido, no alabaran a Orfeo. Mira, señora, si una pobre vieja como yo, si se hallará dichosa en dar la vida a quien tales gracias tiene. Ninguna mujer lo ve que no alabe a Dios, que así lo pintó, pues, si le habla acaso, no es más señora de sí de lo que él ordena. Y pues tanta razón tengo, juzga, señora, por bueno mi propósito, mis pasos saludables y vacíos de sospecha.

MEL.- ¡O, cuánto me pesa con la falta de mi paciencia! Porque siendo él ignorante y tú inocente, habéis padecido las alteraciones de mi airada lengua. En pago de tu sufrimiento, quiero cumplir tu demanda y darte luego mi cordón. Y porque para escribir la oración no habrá tiempo sin que venga mi madre, si esto no bastare, ven mañana por ella muy secretamente. [8]


[6] “ahíto-pena, fastidio”.
[7] Alejandro Magno, rey de Macedonia; Héctor, el mejor guerrero de Troya; San Jorge, patrono de la caballería medieval; Hércules, hijo de Zeus, de fuerza formidable; Narciso: para que su belleza no se perdiera, los Dioses convirtieron al joven mitológico en la flor que lleva su nombre.
[8] [ACTO IV; esc V] Poco a poco, Celestina va persuadiendo la voluntad de Melibea. La vieja alcahueta sabe cómo manejar las debilidades de cada personaje. Empieza compadeciendo a Calisto, para que así le pueda dar un cordón de Melibea con el fin de aplacar un dolor de muelas (y para Calisto, como muestra del primer acto de acercamiento). Melibea se siente culpable y accede.

ACTIVIDADES CEL– 6
  1. ¿Qué recursos literarios emplea Celestina para referirse a los males de la vejez ?
  2. ¿Cómo describe la ingeniosa alcahueta a Calisto? ¿De qué recursos se sirve?
  3. ¿Con qué intención nombra Celestina a todos estos personajes históricos y mitológicos?
  4. La alcahueta utiliza un tópico literario para convencer a la joven Melibea. Explícalo.


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Texto 4

Garcilaso de la Vega

Texto 4.1.

XXIII

En tanto que de rosa y azucena

se muestra la color en vuestro gesto,

y que vuestro mirar ardiente, honesto,

enciende al corazón y lo refrena;



y en tanto que el cabello, que en la vena

del oro se escogió, con vuelo presto,

por el hermoso cuello blanco, enhiesto,

el viento mueve, esparce y desordena:



coged de vuestra alegre primavera

el dulce fruto, antes que el tiempo airado

cubra de nieve la hermosa cumbre;



marchitará la rosa el viento helado.

Todo lo mudará la edad ligera

por no hacer mudanza en su costumbre.


ACTIVIDAD 


1. Realiza el análisis métrico del poema: Tipos de estrofas, rima, medida de los versos…Investiga el origen y las influencias de la forma estrófica y de la temática que aborda en este poema Gacilaso
2. ¿Cuál es la temática del poema?
3. Se podría hacer una división o estructura del poema según la temática tratada en cada una de las estrofas. ¿Cómo podría ser esta división? Explícala
4. ¿Se trata algún tópico literario en el poema?


Texto 4.2.

XIII

A Dafne ya los brazos le crecían

y en luengos ramos vueltos se mostraban;

en verdes hojas vi que se tornaban

los cabellos qu'el oro escurecían;



de áspera corteza se cubrían 5

los tiernos miembros que aun bullendo estaban;

los blancos pies en tierra se hincaban

y en torcidas raíces se volvían.



Aquel que fue la causa de tal daño,

a fuerza de llorar, crecer hacía 10

este árbol, que con lágrimas regaba.



¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,

que con llorarla crezca cada día

la causa y la razón por que lloraba!


ACTIVIDAD

Realiza el comentario literario de este soneto de Garcilaso Sigue los pasos que aconseja la guía. Ten en cuenta que se hace referencia a un personaje de la mitología greco-latina, por tanto tendrás que buscar información para comprender el sentido del poema.


Texto 4.3.

Egloga I de Garcilaso de la Vega.  En un paisaje bucólico nos narra el diálogo de dos pastores, Salicio y Nemoroso. Vamos a centrarnos en el primer monónologo de Salicio que entona un largo lamento.

El dulce lamentar de dos pastores,


Salicio juntamente y Nemoroso,

he de contar, sus quejas imitando;

cuyas ovejas al cantar sabroso

estaban muy atentas, los amores,        5

(de pacer olvidadas) escuchando.

Tú, que ganaste obrando                   7

un nombre en todo el mundo

y un grado sin segundo,

agora estés atento sólo y dado 10

el ínclito gobierno del estado

Albano; agora vuelto a la otra parte,

resplandeciente, armado,

representando en tierra el fiero Marte;

( desde el verso 7 al 56 Garcilaso hace un elogio del virrey de Nápoles, y más adelante continúa su égloga)

Salicio:               

¡Oh más dura que mármol a mis quejas,   57

y al encendido fuego en que me quemo

más helada que nieve, Galatea!,

estoy muriendo, y aún la vida temo;       60

témola con razón, pues tú me dejas,

que no hay, sin ti, el vivir para qué sea.

Vergüenza he que me vea

ninguno en tal estado,

de ti desamparado,              65

y de mí mismo yo me corro agora.

¿De un alma te desdeñas ser señora,

donde siempre moraste, no pudiendo

de ella salir un hora?

Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.     70



El sol tiende los rayos de su lumbre

por montes y por valles, despertando

las aves y animales y la gente:

cuál por el aire claro va volando,

cuál por el verde valle o alta cumbre     75

paciendo va segura y libremente,

cuál con el sol presente

va de nuevo al oficio,

y al usado ejercicio

do su natura o menester le inclina,       80

siempre está en llanto esta ánima mezquina,

cuando la sombra el mondo va cubriendo,

o la luz se avecina.

Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
 
 
Por ti el silencio de la selva umbrosa,


por ti la esquividad y apartamiento   100

del solitario monte me agradaba;

por ti la verde hierba, el fresco viento,

el blanco lirio y colorada rosa

y dulce primavera deseaba.

¡Ay, cuánto me engañaba!       105

¡Ay, cuán diferente era

y cuán de otra manera

lo que en tu falso pecho se escondía!

Bien claro con su voz me lo decía

la siniestra corneja, repitiendo       110

la desventura mía.

Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.



Cuántas veces, durmiendo en la floresta,

(reputándolo yo por desvarío)

vi mi mal entre sueños, desdichado!    115

Soñaba que en el tiempo del estío

llevaba, por pasar allí la sienta,

a beber en el Tajo mi ganado;

y después de llegado,

sin saber de cuál arte,          120

por desusada parte

y por nuevo camino el agua se iba;

ardiendo yo con la calor estiva,

el curso enajenado iba siguiendo

del agua fugitiva.                         125

Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.



Tu dulce habla ¿en cúya oreja suena?

Tus claros ojos ¿a quién los volviste?

¿Por quién tan sin respeto me trocaste?

Tu quebrantada fe ¿dó la pusiste?        130

¿Cuál es el cuello que, como en cadena,

de tus hermosos brazos anudaste?

No hay corazón que baste,

aunque fuese de piedra,

viendo mi amada hiedra,          135

de mí arrancada, en otro muro asida,

y mi parra en otro olmo entretejida,

que no se esté con llanto deshaciendo

hasta acabar la vida.

Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.      140
 
 
ACTIVIDADES G2


Realiza el comentario literario de este poema teniendo en cuenta todos los apartados que tienes que abordar. Repasa las figuras literarias


Texto 5 

Texto 5.1

Fray Luis de León


San Juan de la Cruz